SU ESTANCIA EN ZARAGOZA
|
La Seo
zaragozana |
Su
sólido ascenso en la carrera eclesiástica le llevó a alcanzar el cargo de
Inquisidor General del Reino de Aragón y Visitador General del Hospital Real de
Zaragoza. No hay fechas de su llegada a la capital maña. Posiblemente lo hiciera
al final de los años ochenta del siglo XVII, aunque este dato no esté
documentado.
Hay que tener en cuenta que para acceder al cargo de inquisidor había que reunir
unos requisitos que nuestro paisano poseía, como eran ser un eclesiástico, de
sangre limpia, buena conducta y fama, prudente y capaz, de más de treinta años y
con formación universitaria, fundamentalmente jurídica. Además debería ser una
persona con suficiente hacienda, y un nivel social que avalase su independencia
y su ascendencia en el entorno.
De igual manera Juan José de Tejada reunía en sí las cualidades del modelo de
inquisidor potenciado en la época del inquisidor General Arce Reinoso, esto es,
un hombre con una formación académica sólida adquirida en las universidades y
colegios mayores de más prestigio de la corona de Castilla. Eclesiásticos, como
él, que iniciaron su andadura profesional en cargos destacados de la
organización burocrática de los obispados, quienes optaron, más tarde, por
proseguir sus carreras desde la inquisición, amparándose en el apoyo y las
alianzas que, fundamentalmente, a través de sus parentelas, tenían con la propia
institución inquisitorial y con demás cuerpos de poder de la monarquía católica.
Su traslado a Zaragoza como inquisidor, desde su puesto de provisor en el
obispado de Calahorra, posiblemente fue debido a la normativa que indicaba lo
inconveniente que era para el buen funcionamiento e independencia del Tribunal
inquisitorial el hecho de que, tanto sus inquisidores, como sus oficiales fuesen
naturales del distrito donde iban a ocupar los cargos. No obstante el rey Carlos
II transformó esta normativa en la ley, disponiendo más tarde que ni los
inquisidores, ni los oficiales del Santo Oficio deberían ser naturales de las
provincias a las que fueren destinados.
Esto posiblemente impidió que Juan José de Tejada perteneciera al distrito del
tribunal de la inquisición de Logroño aunque en sus años de consejero de la
Suprema tuviera cierta influencia sobre las decisiones de sus miembros. No
debemos olvidar que el distrito inquisitorial que dependió de este tribunal
comprendía, además del obispado de Calahorra, el Reino de Navarra, el condado y
señorío de Vizcaya, la provincia de Guipúzcoa, toda la Tierra y jurisdicción que
caía en el arzobispado de Burgos por los Montes de Oca, la costa del mar
Cantábrico hasta San Vicente de la Barquera, así como el obispado de Tarazona
hasta los límites del reino de Aragón y su distrito. Por tanto el distrito de
Logroño lo tenía lindando con el de Zaragoza.
|
La Aljafería.
Exterior |
Como Inquisidor de Aragón, los autos en los que intervenía
Juan José de Tejada se celebraban casi siempre en La Seo (dentro, o a la puerta,
o en la plaza) o en Nuestra Señora del Portillo; pero consta de algunos en «el
patio de la casa del Arzobispo» o en el
Hospital Real y
General de Ntra Sra de Gracia y las tareas procesales tendieron a centralizarse en la
Aljafería, palacio real cedido por Fernando el Católico a la Inquisición y sede
del tribunal hasta 1706.
La
delimitación territorial del distrito inquisitorial de Aragón fue precisándose a
lo largo del siglo XVI. En 1600 la jurisdicción de los inquisidores de Zaragoza
comprendía el reino de Aragón, excepto las recién erigidas diócesis de Teruel y
Albarracín y algunos lugares del arzobispado de Zaragoza (Aliaga, Fortanete,
Pitarque, Villarroya de los Pinares, Linares de Mora, Miravete, Puertomingalvo y
Castelvispal) y del obispado de Tortosa (Arens de Lledó, Lledó, Cretas y
Calaceite), zonas todas ellas dependientes tradicionalmente de la Inquisición de
Valencia. Por otra parte, la jurisdicción de los inquisidores de Zaragoza
alcanzaba a las localidades del Principado de Cataluña pertenecientes a la
diócesis de Lérida.
|