RETORNO A GALILEA Y CONSTRUCCIÓN DE LA CAPILLA DEL PILAR
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Capilla de El Pilar |
Con sesenta y
cinco años, don Juan José de Tejada se traslada definitivamente a vivir a
Galilea hasta el final de su vida posiblemente después de haber amasado una gran
fortuna debido a los cargos que ostentó en los últimos cuatro lustros. Hay
que tener en cuenta que como inquisidor general el sueldo ascendía a 250.000
maravedíes al año, más otros 50.000 de ayuda de costa. Como consiliario en el
Consejo de la Suprema, indudablemente sus ganancias serían mucho mayores..
Es en estos
doce años finales de su existencia cuando dedica toda su actividad a dotar a su
pueblo natal de una hermosa capilla, aneja a la iglesia parroquial, dedicada a
dar culto a la Virgen del Pilar de quien era ferviente devoto. Vemos así
cómo el 20 de septiembre de 1708
“...jubilado de la Santa y General Inquisición,… “
solicita permiso a José Carrillo, caballero de la Orden de Santiago, a la que él
pertenecía, y regidor de Soria y Señor de San Martín de Berberana, así como a
todo el Concejo de Ocón, para construir una capilla, a sus expensas,
en honor de la Virgen del Pilar
“… para mayor adorno de ella y aumento del culto divino.”
Conseguida la preceptiva autorización del regidor, solicita de igual manera
permiso al Concejo de Galilea, haciéndoles saber que para su construcción se
necesitan
“...como dos o tres pasos, a lo ancho, en terreno concejil, que está contiguo
a la iglesia.”
También informa que para seguridad del templo era previo entrar al rompimiento
de cimientos, con la mayor precaución posible. El Concejo le concede todo
tipo de facilidades y manda que
“...ninguna persona le ponga ningún impedimento ni embarazo.”
Unos meses antes, el 15 de marzo de 1708, el alcalde se había dirigido a
los vecinos de Galilea para informarles de la pretensión del Inquisidor, a lo
que el pueblo dio su consentimiento,
por parecerle
“..santa y
religiosa la pretensión para que erija, funde y construya dicha capilla en la
parte que más le convenga y menos deteriore la iglesia.”
El notario
apostólico, Juan Escudero, dio fe.
El día 12 de noviembre del mismo año don Juan de Gómiz, en nombre de don Juan
José de Tejada, solicita licencia al obispado, recordando que con anterioridad
el obispo Pedro Lepe, de buena memoria, ya lo había otorgado de manera
provisional. La licencia definitiva se la concede Pedro de Oñate, provisor
y Vicario General del Obispado, cuyo titular era Alonso de Meana, y le autoriza
a romper la pared lateral de la iglesia sin por ello incurrir en pena alguna.
Dos años más tarde, en 1710, la capilla está totalmente acabada y abierta al
culto. El inquisidor desea dejar constancia del contenido de la capilla por él
levantada y redacta un inventario que, en esencia es el siguiente:
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Altar restaurado en el año
2007 |
Altar de
madera; retablo de talla sobre dorado que coge toda la testera de la capilla; en
su trono la santísima imagen de la virgen con su corona de plata y el adorno que
se sigue: en arco de flores de mano que rodea todo el trono y se compone de
diferentes colores; al pie del pilar los cipreses, y a los lados del cuerpo de
Ntra Sra. dos pastas de Agnues
y de Inocencio XII, guarnecidas con seda carmesí, al modo de Italia.
A la espalda
del trono hay una cortina de tafetán carmesí que cubre la imagen de la Santísima
Virgen y el arco de flores que la guarnece. Al frente hay una cortina de
hilo de plata para cubrir la santísima imagen y otras de raso carmesí con
algunas flores que sirven par lo mismo; y además de eso tiene otra cortina de
raso azul con algunas flores con sus fenefas. En la parte afuera del
trono, dos arañas de plata cada una con sus mecheros que sirve para poner las
velas de cada una cuando se descubre la Sra.
En el mismo
altar, en los lados del Sagrario, hay dos alhacenas que sirven de adorno; tras
ellas hay dos vanos con sus cristales en donde está el cuerpo de San Vicente.
Y otras muchas reliquias auténticas que están en poder del cura, quien tiene las
llaves, junto al alcalde del lugar”.
Esta relación se refiere exclusivamente al retablo del altar y a los diferentes
ornamentos que lo componen, así como los adornos de la imagen de la Virgen.
Pero hay otros muchos más objetos de relativa valía con los que don Juan José de
Tejada adornó la capilla:
- Un marco
dorado que sirve de ante-altar para poner los frontales.
- Dos alfombras
para que los sacerdotes pongan los pies.
- En el cuerpo
de la capilla, una lámpara de plata que continuamente arde ante la Santa Imagen.
- En la
pilastra del lado del evangelio que abraza al altar, un cuadro grande del
bautismo de Nuestro Sr. por san Jaun Bautista, guarnecido con un marco y
diferentes molduras doradas. Y en el pie de él una lámina de Santa Catalina,
toda dorada. Y en la otra pilastra, y en la parte que mira afuera de
la capilla otra lámina de san Pedro y san Pablo con marco y guarnecido.
- En la misma
pared, más abajo del sepulcro, otra lámina de Santiago con su respectivo marco.
- Debajo de
esta lámina, otro cuadro de la adoración de los Reyes. Debajo de dicho
cuadro, otra lámina pequeña de Ntra Sra. y su Stmo. Hijo, san José y san Juan
Bautista.
- Y un cuadro
grande de la venida de Ntra Sra a la ciudad de Zaragoza a ver a Santiago y
decirle que colocase en dicha ciudad su Santa Imagen. Y está en la
palestra de la reja de dicha capilla, al lado de la epístola.
- Y en la
pilastra que abraza al altar del lado de la epístola un cuadro del desposorio
de Ntra Sra con el señor san José de la misma grandeza y correspondencia que el
del bautismo de Ntro. Sr. por san Juan Bautista. Y en el pie de él y en la
parte que mira de al altar, una lámina de san Bartolomé. Y en la misma
pilastra, un cuadro de san Antonio de Padua.
- Una lámina de
la Virgen con el Niño labrada en sed. Otra con los gloriosos mártires san Cosme
y san Damián.
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Retablo
después de la restauración |
Y por último
dos bancos con respaldo, adornados con hierros.
Este benefactor de Galilea también construyó una sacristía dentro de la capilla,
en su lado derecho, donde poder guardar todo lo necesario para celebrar los
actos litúrgicos, en las mejores condiciones posibles. A esta sacristía
también le dotó del siguiente mobiliario y demás componentes auxiliares para el
culto:
- Dos grandes
contra-cajones para poner el ornamento con sus alacenas para poner lo necesario.
- Una lámina de
Ntra. Sra. con su marco. Otra lámina de santa Verónica. Otra con el
descendimiento de la Cruz. En la pared al lado de la ventana, una lámina
con la Anunciación. Y en el otro lado una lámina de Santa Teresa, otra de
Santa Rosalía y otra de San Miguel.
Además de todos estos elementos decorativos, tanto para adornar la capilla como
la sacristía construida en su interior, don Juan José también donó los "recados
para decir misa" que se detallan a continuación:
-Cuatro
casullas de tafetán doble guarnecidas con galón de oro, de los cuatro colores
que usa la iglesia.
- Cuatro
casullas de felpilla guarnecidas con pasamanos.
- Tres albas y
dos cíngulos, cinco bolsas de corporales de todos los colores, de damascado
tafetán.
- Un cáliz de
de plata sobredorado con su patena, y dos cucharas de plata.
- Un misal
nuevo.
- Dos
vinagreras de plata, grandes.
- Seis
candeleras de plata y bujías de plata, de esa misma hechura.
- Una
palmatoria de plata para alumbrar al sacerdote que celebra.
- Un ostiando
de plata.
- Dos blandones
para poner hachas (teas) en las solemnidades.
- Una
campanilla de plata, que también sirve para cuando hay nublados.
El 18 de diciembre En 1714, don Juan José de Tejada convoca a las
fuerzas vivas del pueblo para hacer solemne entrega de la capilla, construida,
como él les recordaba, a sus expensas. La reunión está formada por Martín
Ramírez de Arellano, beneficiado de las iglesias de Ocón y sus anejas, y cura de
Galilea; a otro presbítero del lugar; el alcalde Diego de Ruete y a procuradores
y diputados que acudieron en representación de todos los vecinos.
Orgulloso y satisfecho de la obra realizada, va deteniéndose pausadamente en
explicar las características de la con
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Ángel portador de antorcha |
El día 11 de marzo de 1715 funda la cofradía del Pilar. Aunque la capilla está
abierta al culto del pueblo, don Juan José insiste en que la titularidad le
pertenece, sin duda con la pretensión de que sus muros alberguen
su cadáver
una vez abandone este mundo, y el de los demás que fueren de su voluntad, como
así habría de ocurrir al trasladar hasta los arcosolios existentes los de su
tío, enterrado provisionalmente en la capilla del Santo Cristo y los de sus
padres, recientemente fallecidos.
Con el fin de hacer frente a los gastos que la capilla pueda generar en el
futuro, el antiguo inquisidor establece un patronato y funda una capellanía,
sujeta a la celebración de misas y obras pías para asegurar
“...los
reparos que en adelante hubiese necesidad, si por razón del rompimiento de
la pared, hubiese alguna quiebra. “
Para cubrir esta contingencia dona un capital de 200 ducados de principal
y 6 de rédito al año, comprometiéndose, a su muerte, a
“...traspasar a
favor de esta capilla y su fábrica la escritura del censo, principal y
réditos... “
Y para proveer de ornamentos y vestuario necesario para celebrar los divinos
oficios dona otros
“... doscientos ducados de presente y
perpetuamente.”
Asimismo manda que, a su fallecimiento, se entregase otro censo a los patronos
que deje al cargo de esta capilla y se guarde en su archivo, no sacándose
sino para cuando sea necesario para cobrar los correspondientes réditos.
Estas cobranzas las han de hacer los capellanes titulares de las capellanías a
cuyo efecto ha de ser obligación de los patronos entregarles las escrituras
todas las veces que les sean pedidas, dejando constancia de ello en el libro que
ha de abrirse. También ha de ser obligación de los capellanes hacer
entrega de los réditos de este censo, en cada año, a los patronos de la capilla.
strucción y sus intenciones para el futuro. Así, les detalla que la
fábrica es de piedra de sillería; la reja que cierra el arco, de hierro forjado
pintado; el púlpito contiguo, que sigue a esta reja, también de hierro.
Que la capilla se halla adornada con cuadros y láminas, y lámparas de plata, y
joyas, y alhajas primorosas.
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