MUERTE DE JUAN JOSÉ DE TEJADA

 

               Después de vivir 76 años, muere don Juan José de Tejada García el día 27 de abril de 1719, siendo depositado su  cuerpo, junto a su tío el Arzobispo, como había solicitado en vida, en el arcosolio de la capilla por él levantada, el 13 de julio del mismo año. En el frontispicio hace grabar la siguiente inscripción:

                                                                    

Arcosolio donde se supone está enterrado

                               

      “Aquí yace el Ilmo. Sr. D. Diego de Tejada y Laguardia, natural de este lugar de Galilea, Beneficiado de Ocón, Colegial Mayor del Viejo de San Bartolomé de Salamanca, Canónigo Magistral de las Santas Iglesias de Santo Domingo de la Calzada y  Murcia, Obispo de las de Ciudad Rodrigo y Pamplona.  En el año 1660 casó a los señores Reyes de Francia Luis XIV y María Teresa de Austria. En el 61 la majestad de Felipe IV lo hizo Virrey y Capitán General del Reino de Navarra. En el 1663 ascendió al Arzobispado de Burgos, de donde en el de 64 vino a los Baños de Arnedillo y habiéndole probado mal, se retiró a su casa de este lugar donde murió el día del Seráfico San Buenaventura 14 de julio de dicho año y ese día le dieron también los cargos dichos, habiendo vivido 53 años. Mandose depositar en la capilla del Santo Cristo de esta iglesia. Pero su sobrino, el Ilmo. D. Juan José de Tejada lo colocó aquí para eterna memoria, quien también yace en este sepulcro.

 

 Justamente enfrente, construye otro sepulcro de similares características donde  previamente había enterrado a sus padres, y así lo hace notar en la leyenda que, en madera policromada, hace grabar en el cerramiento del mismo:        

 

     "Aquí yacen los nobles señores D. Andrés de Tejada, hermano de dicho señor Arzobispo y Dña María García, padres del Ilmo. Sr. D. Juan José de Tejada y García, Caballero de la Orden de Santiago, del Consejo de Su Majestad, colegial mayor que fue del viejo San Bartolomé de Salamanca, canónigo doctoral de la Santa Iglesia de Calahorra, provisor y vicario general de su obispado, Inquisidor del Reino de Aragón, Visitador general del Hospital Real de Zaragoza, por su majestad, y de su Consejo de la Santa  General Inquisición, beneficiado de Ocón, Ausejo y Jubera, quien fundó y dotó esta capilla con las capellanías y memorias que hay en ella para honra y gloria de Dios Ntr. Sr. y de su Madre Santísima de el Pilar y alivio de las almas del Purgatorio"

 

            En su agonía recibe los sacramentos, salvo el de la eucaristía.  Otorga escritura ante don Miguel José Pascual, escribano real y de número de la ciudad de Arnedo, y manda que, a su muerte, se celebren 1000 misas cantadas, a tres reales de limosna por misa, a celebrar, por partes iguales, en las iglesias de Ausejo, Jubera y Galilea. 

 

               De igual manera deja testado la obligación de celebrar 5000 misas rezadas, a dos reales de limosna cada una, a razón de 1300 en la jurisdicción de Ocón; 500 en la de Ausejo; y en la iglesia de Jubera y su jurisdicción, otras 500 misas.  1000 misas más han de celebrarse en la iglesia de Ntra Sra de Vico; otras 1000 en el convento de Ntra Sra de Balbuerna, en Logroño; 400 en la iglesia de San Francisco, de la misma ciudad; 300 en Ntra Sra de Valvanera, además de otras partidas que completan las 5000 misas rezadas.

 

               A cargo de las dos capellanías que funda en la capilla del Pilar deja una misa rezada en cada una desde

 

                              “...la cruz de mayo hasta la cruz de septiembre, a las once de la mañana.  “

 

               También manda celebrar “para siempre jamás” tres aniversarios cantados a lo largo del año: uno el día 2 de enero en que se celebra la fiesta de la Virgen del Pilar.  La misa ha de ser concelebrada, rezándose una salve y un responso al final de la misma, pagándose por ello 12 reales.  Otro aniversario el día de San Buenaventura, con tres nocturnos y dos misas con ministros.  El tercer aniversario de celebraría el día de la consumación de su muerte, con la asistencia de dos capellanes, que han de vestir de diácono y subdiácono, a celebrar en el altar de Ntra Sra del Pilar.  El pago será de doce reales y cuatro ducados de vellón.