LA COFRADÍA DE SAN PEDRO MÁRTIR

 

Don Juan José de Tejada perteneció, como muchos de los inquisidores, consejeros o familiares de la Inquisición de  Zaragoza a la cofradía de San Pedro Mártir, organización elitista en la que  solamente tenían cabida aquellos funcionarios inquisitoriales que demostraran claramente su limpieza de sangre y que se comprometieran, expresamente, a perseguir la herejía contra la religión católica  en todo el territorio del distrito inquisitorial aragonés. En la nómina  de personajes que aparecen reflejados en el establecimiento de las ordenaciones de 1693, están, además del propio Tejada, Miguel Pérez de Oliván y Juan Antonio de Cuenca. Los dos primeros tendrán una participación muy destacada en el proceso que una década más tarde se inicie contra este útimo, acusado de varios delitos.

 En Aragón la Cofradía comienza su historia en 1602 instalándose en 1606 en el Convento de Predicadores de Zaragoza gracias a una Concordia.

 

La Cofradía de San Pedro Mártir, denominada también como Congregación y Hermandad, reúne a todos los miembros que constituyen el entramado organizativo y burocrático de la Inquisición. Toda una serie de distintivos y privilegios rodean a sus cofrades, la gran mayoría familiares del Santo Oficio, bajo la intercesión de su santo protector.

 

San Pedro Mártir

Toda actividad está reglamentada en las Ordenaciones que son publicadas periódicamente para recordarlas y actualizar las admisiones de los Cofrades, de los nuevos servidores del Santo Oficio, ya que al final de cada edición se recoge el listado de todos ellos:

 

Las ordinaciones fueron normas emitidas por los concejos, por los señores jurisdiccionales o por la Corona, que podían tener un carácter general o hacer referencias a aspectos concretos, y que iban dirigidas al buen gobierno de una comunidad.

 

"Ordinaciones de la muy ilustre congregación y cofradía del glorioso San Pedro mártir, de ministros de la inquisición de Aragón, otorgadas por el cabildo general de ella en 2 de Mayo del año 1693.”

 

Resumen de algunas indulgencias, concedidas por los sumos pontífices, y la concordia hecha entre el real convento de Santo Domingo y esta cofradía, y también se contienen al fin los nombres de los cofrades y cofradesas que han sido y de presente son de ella.

 

«En el real palacio de la Alxafería de Zaragoza, á veintisiete dias del mes de Abril de mil seiscientos noventa y tres años, estando los señores inquisidores Doctor D. Miguel Pérez de Olivan y Vaquer, Licenciado D. Juan Joseph de Tejada y Guardia, y Dr. D. Juan Joseph Monreal de Sarria, en su audiencia de la mañana.

 

Habiendo visto la petición presentada en este Santo Oficio por D. Joseph Nicolás de Valmaseda, caballero del orden de Santiago, alguacil mayor de esta inquisición y mayordomo de la congregación del señor San Pedro Mártir de este reino de Aragón, y las constituciones hechas y añadidas ahora nuevamente, que se refieren en dicha petición.

 

Dixeron, que debian mandar y mandaron que dichas constituciones, así las hechas antes como las nuevamente añadidas, se impriman á costa de la dicha congregación, para que estándolo, pueda más fácilmente tenerlas cada uno de los congregantes, y saber las obligaciones que debe cumplir,

 

 Y lo firmaron: Doctor D. Miguel Pérez de Olivan y Vaquer. Licenciado D. Juan Joseph de Tejada y Guardia. Dr. D. Juan Joseph Monreal de Sarria.

 

Por mandado del Santo oficio: D. Juan Antonio de Cuenca, Secretario. D. Juan Conde y Barela, Secretario del secreto de la inquisición, mayordomo primero. D. Joseph Nicolás de Valmaseda, caballero del hábito de Santiago, alguacil mayor, mayordomo segundo.

 

«Por tanto estatuimos,y ordenamos, que las presentes Ordinaciones se den a la Estampa, y se impriman otros quinientos Libros, como lo estaban antes, y que al fin de ella se ingrosen, y pongan assi los nombres de todos los Cofrades...y entregandoles un Libro, den de limosna a dicha Cofradía ocho sueldos”

 

 

La Cofradía tiene unos elementos distintivos que proporcionan identidad a todos sus miembros. El primero de ellos es el hábito de cofrade, sobre el que las fuentes no describen sus características, tan sólo se indica que es oscuro, y que presumiblemente se fue sustituyendo por una Cruz en el pecho sobre su ropa habitual .Otro distintivo es la llamada Cruz de Lirio, bordada en sedas blancasy negras, e hilos de plata y oro, y que se sujetaba en los vestidos sobre el corazón.

 

«La Cruz (...) ha de tener los cuatro extremos ó imitación de la flor llamada de Lirio, la mitad de cada extremo, ¿ brazo derecho ha deser blanco, y el izquierdo negro, la que llevaran puesta en los vestidos en el pecho, y sobre el corazon como en guarda suya»

 

Y por último el Estandarte, de damasco carmesí, en el que figura bordada la Cruz antes mencionada, y que estaba presente en las procesiones y principales celebraciones, tanto de la Cofradía como del Santo Oficio. Para los entierros se utilizaba otro Estandarte de damasco negro. El portear el Estandarte era considerado como un honor jerárquico, ya que se establece que sea el Mayordomo quien lo lleve  o también el Fiscal del Santo Oficio, y que los cordones del estandarte siempre los lleven personas principales, eclesiásticas o laicas al ser ejemplo de auténticos cristianos defensores de la Fe y de la Iglesia, y por estar estrechamente vinculados al Santo Oficio, con lo que ello conlleva. En los actos religiosos, tanto de la Cofradía como de la Iglesia, y en los Autos de Fe del Santo Oficio, llevan sus insignias y distintivos.

 

El ingreso en la Cofradía se realiza mediante un juramento ceremoníoso ante el inquisidor, y supone convertirse en un servidor del Santo Oficio, en un defensor de la fe católica y en un agente denunciante de la herejía, aun a riesgo de perder su hacienda, e incluso su vida:

 

«Todo individuo de esta Congregación ha de tener obligacion de poner su vida, y hacienda en defensa de nuestra Santa Fe Catholíca, quando fuere necesario y de estar pronto y obediente a todo lo que fuere del servicio y asistencia del Santo Oficio, y en su favor y ayuda», así como la obligación a visitar por turno a los Penitenciados»

 

El acceso a la Cofradía requiere unas condiciones. En primer lugar es necesario solicitar el ingreso, acompañando al mismo la demostración de la limpieza de sangre  es decir, su condición de cristiano viejo. Ofrecer una limosna a la Hermandad, y sobre todo algo muy específico, formar parte del funcionariado del Santo Oficio; aspectos ordenados con toda claridad en sus Instrucciones:

 

«Que puedan y deban ser admitidos en esta dicha Cofradía, tan solamente los dichos Muy Ilustres Señores Inquisidoresde la dicha Inquisición, que de presente son y por tiempo seran;  y los Consultores, Fiscal, Alguacil, Calificadores, Receptor, Secretarios,Abogados Fiscal y de Presos, Personas honestas, Comnissarios,Alcayde, Procurador Fiscal, Familiares, Medicos, Cirujanos, Nuncios,Porteros y otros oficiales y Ministros de dicho Santo Oficio de la Inquisiciónde este Reyno —de Aragón—, cuyas naturalezas, calidades y limpiezas huvieren sido aprobadas con informaciones antes hechas. Y esto, assí respecto de los presentes como de los advenideros, que habitaren assí en esta Ciudad —Zaragoza— como fuera de ella, en todo el distrito—de Aragón— de la Inquisición. Y puedan, además de esto, ser y sea.