LA ERMITA DE LA VIRGEN DE GRACIA

 La Ermita en honor a la Virgen de Gracia está situada junto al cementerio. Es construcción de mampostería y ladrillo de tres tramos, crucero en planta y cabecera rectangular con pórtico cerrado con puerta de rejas a sus pies, y sacristía sobre la cabecera. Igualmente a los pies coro alto sobre madera. La talla de la Virgen, es romanista del siglo XVI. Parece edificio del siglo XVIII.

 

                El retablo mayor está formado por banco y cuerpo con columnas corintias estriadas en zig-zag y frontón redondo roto, clasicista de mediados del siglo XVII, con pinturillas en tabla en el banco de San Pedro, los santos Juanes y San Pablo, coetáneas. Cruz de altar con apliques de nácar y grabado de la Virgen del Rosario, del convento de Santo Tomás de Madrid, con bordados del siglo XVIII.

 

               La devoción a la Virgen de Gracia siempre ha estado presente en el sentir de los habitantes de Galilea.  La demanda de amparo en momentos difíciles de la vida de nuestros convecinos ha sido una constante que ha estado presente en todos los tiempos, independientemente del grado de devoción o religiosidad del postulante.  No obstante, la procesión que se celebra en la fiesta de la Asunción, en el mes de agosto, suele ser, invariablemente, la más concurrida y celebrada.

 

            A su amparo se acude también cuando por cuestiones de climatología los agricultores que atraviesan momentos difíciles, al proponer

 

“…una novena a la Virgen de Gracia con el fin de que, con la oración y la penitencia, alcanzar un agua, abundante y copiosa, para regar nuestros campos.”

               Y en su nombre se abrían las sesiones del pleno del Ayuntamiento en los años 40 y 50 bajo la fórmula:

                              “… Virgen de Gracia, rogad por nosotros.”

               La confianza de nuestros antepasados en su amparo es tal que en un pleno municipal de fecha 21 de septiembre de 1957, se le nombra

                              “…Alcaldesa Perpetua a la Excelsa Patrona  Nuestra Señora la Virgen de  Gracia, a cuyo fin, como símbolo de nombramiento, se depositará en el  altar donde tiene su  sitial, el bastón demando correspondiente."

RESTAURACIÓN DE LA ERMITA 

A lo largo del siglo XX se acomete una serie de modificaciones tendentes a mejorar su aspecto exterior e interior, además de dotarle de una serie de elementos, unos mediante donación particular y otros por suscripción popular que la hacen más confortable y acogedora. Asimismo es visitada en dos ocasiones por quien fue durante muchos años obispo de la Diócesis de Calahorra, Abilio del Campo. Las fechas son estas:

 

Año 1925.- Se luce la fachada con yeso costando todo ello 159 pts.

Año 1945.- Se colocaron tres puertas de hierro en el pórtico de la ermita que cuestan 1.177 Pts

Año 1946.- Se donan seis bancos con reclinatorio valorados en 1200 Pts por parte de Angela Cenzano Fernández

Año 1950.- Instalación de la luz eléctrica llevada desde el pueblo que cuesta 760 Pts.

Año 1951. Se construye el camarín de la Virgen por 256 Pts.

Año 1956.- Primera visita pastoral del obispo Abilio del Campo

Año 1964. Día 10 de marzo. Segunda visita pastoral del obispo Abilio del Campo.

A finales del pasado siglo XX el estado de la ermita en general y de su cubierta en particular estaban en unas condiciones que amenazaban con el desplome de parte de su techumbre si no se intervenía de inmediato para corregir estas irregularidades que el paso del tiempo habían provocado en su estructura. El arquitecto Gerardo Cuadra, como ya hizo con la iglesia parroquial, redacta un proyecto de restauración casi integral de la ermita, que con un presupuesto de cinco millones y medio de pesetas, subvencionadas íntegramente por la Consejería de Cultura y ejecutado por la empresa Maroba, S.L. se lleva a cabo en las postrimerías del pasado siglo. El informe publicado por la Consejería de Cultura en el libro Restauraciones del Patrimonio Artístico de La Rioja, dice los siguiente:

"El estado de la ermita era realmente preocupante dada la deformación de los arcos perpiaños, de modo especialmente en los pies, con fuertes grietas que se prolongaban en algunos paños de bóvedas y que, junto al desplome de los muros, claramente mayor en el de la epístola, estaban indicando que el empuje de las bóvedas de la nave no estaba suficientemente contrarestado. La solución que se adoptó fue la de eliminar las bóvedas que cubrían la nave así como la cubierta correspondiente  y sustituirlas por tres jácenas ce hormigón armado colocadas transversalmente que junto con el sistema de correas también de madera, apoyadas en ellas y en los muros del crucero y de los pies, constituyen la nueva estructura que soporta los faldones formados por entarinamiento, asilamiento y teja curva. Estas jácenas se conciben a modo de los clásicos arcos-diafragmas son su perfil superior según las pendientes de los faldones de cubierta y con un arco de medio punto como perfil interior.

Por lo que hace al crucero y a la cabecera dado que su estado era relativamente correcto se mantuvo la cúpula así como el sistema de arcos en el que se apoyaba continuándose los faldones de la nave mediante estructura convencional formada por dos cerchas triangulares de perfiles de acero para disminuir la distancia de apoyo de las correas que con los rasillones  y capa de hormigón forman los faldones sobre los que se apoyan las tejas.

En cuanto a la sacristía se sustituyeron las bóvedas también agrietadas por un forjado plano formado por cabios de madera, entarimado y capa de hormigón con mallazo sobre el que se levantó la nueva cubierta a tres aguas.

Aparte de la renovación de la espadaña y de los trabajos complementarios en los muros tanto interior como exteriormente, una actuación que ayudó mucho al notable cambio introducido en la imagen del interior de la ermita fue la reconstrucción del coro, derribando el existente con un forjado deficiente y un acceso realmente torpe. El nuevo forjado se amplió con un vuelo hacia la nave de aproximadamente un metro en una amplia banda central lo que permitió resolver el acceso de un modo más limpio mediante una cómoda escalera que, adosada al muro norte de la nave desemboca en el lateral del velo. Los antepechos del coro obedecen a un nuevo diseño, siendo el de la escalera parcialmente macizo de albañilería con pasamanos de madera con pilastres metálicos, y el coro de cerrajería formada con perfiles metálicos."

 

 HIMNO A LA VIRGEN DE GRACIA

De igual manera se supone que el himno religioso, anónimo, cantado en las celebraciones solemnes, es aquellas fechas aunque no hay documentación que atestigüe ni su autoría ni su fecha de composición.  Lo que sí es cierto es que a lo largo de generaciones ha sido cantado en infinidad de ocasiones, tanto en actos solemnes como en celebraciones íntimas, y hay pocos vecinos de Galilea que no conozcan su letra, que es la que sigue:

Retablo de la virgen de Gracia

Madre dulcísima y Virgen de Gracia

Lirio del Valle, Reina del Amor.

 

Ves a tu pueblo postrado a tus plantas

Tu cariño canta, pide tu amor.

(Se repite)

 

Ruja el Infierno, brame iracundo

Jamás tus hijos tu amor olvidarán.

Ante este trono que Tú elegiste

Mil veces ser fieles perjurarán.

(Se repite)

 

Mira Madre Amantísima de Gracia,

Galilea es tu herencia de Amor

Nuestros padres fervientes te amaron

Y nos legaron su fe y tu esplendor.

 

Tu quisiste alegrar nuestros campos

Y habitar nuestra tierra también

Y dejaste un altar en la Ermita

En nuestras almas divino dosel.

 

Himnos de Gloria, canciones de amor

A la Virgen de Gracia triunfo y honor.

¡Gloria, prez y honor!

(Estrofa)

 

Tu dulce nombre es el primero

Que nuestros labios saben decir

No nos olvides, Madre piadosa,

No nos olvides en nuestra lid.

 

En nuestras cunas velas el sueño

Cual ángel bueno, Reina de paz.

Ser hijos tuyos siempre queremos

y en tu regazo dulce expirar.