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Parte
central del palacio que construyó Diego de Tejada |
En los últimos años de su vida
el Arzobispo
D. Diego de Tejada mandó
edificar su palacio episcopal, comenzando las obras en el verano de 1663, un año
antes de su muerte.
El palacio en cuestión lo mandó construir el ilustre prelado a don Juan de Raón,
vecino por aquel entonces de Lodosa (Navarra) y uno de los canteros de más
enjundia de todo el obispado de Calahorra. El apellido Raón aparece
vinculado en la historia del arte regional a proyectos de diversa índole y
particular relevancia. Vemos cómo el 4 de enero de 1664 Juan de Raón había
concertado una cita en Logroño con los pinariegos Andrés Mancio, Francisco de
Rioja Blanco y Marcos Castillo, vecinos de Palacios de la Sierra, lugar del que
provienen tradicionalmente las mejores maderas utilizadas en obras riojanas, con
el único fin de encargarles las vigas, viguetas y demás maderas imprescindibles
para terminar dicho palacio.
Los tres pinariegos se comprometieron a poner a pie de obra los materiales que
les había encargado. Juan de Raón según una relación pormenorizada de esta
forma: la mitad de los mismo para San Juan, de junio, y la otra mitad para San
Miguel, de septiembre, de 1664. Curiosamente, según especificaba el
contrato, las vigas tenían que ser de los pinares de Soria, en razón de su mayor
calidad.
El edificio se construyó en tres plantas: la inferior de
sillería, y el resto de ladrillo encadenado y mampostería. La portada
principal se concibió cono elemento unificador de todos sus componentes e
incorporó las soluciones más nobles actuando como eje de simetría. En el
coronamiento se adosó el escudo del propietario, en cuyos cuarteles figuran las
armas del solar de Valdeosera y como remate de todo este conjunto una moldura de
mútulos y un frontón triangular sobre el que vuela profusamente el tejado al
objeto de proteger de las aguas la estructura de sillares.
En la actualidad el edificio es de titularidad privada, sirviendo de residencia
a una familia de Galilea.
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